METAS ESPIRITUALES Y MATERIALES EN LA BIBLIA
El
alma humana necesita fijarse metas en su existencia, como una forma de mostrar
la “vida abundante” ofrecida por
Jesucristo a sus seguidores en Juan 10:10.
Las metas en la vida son los objetivos o
propósitos que una persona se propone y
fija en su mente, en función de sus ideales, sus anhelos, sus medios, sus posibilidades, sus principios, sus valores, y su FE viva.
Es necesario tener presente que existen
Metas Espirituales y Metas Materiales.
I.
METAS ESPIRITUALES.
En la práctica, una de las metas
espirituales la destacó el apóstol Pablo en la Epístola a los Filipenses:
Flp
3:12 “No que lo haya alcanzado ya, ni
que ya sea perfecto; sino que prosigo, por ver si logro asir aquello para lo
cual fui también asido por Cristo Jesús.
Flp
3:13 Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya
alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y
extendiéndome a lo que está delante,
Flp 3:14 PROSIGO
A LA META, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús.”
II.
METAS MATERIALES.
Entre las
múltiples metas susceptibles de anhelar y de lograr hoy, es muy importante
para la juventud saber elegir y decidir la meta de estudiar una carrera profesional determinada.
Como preámbulo, y
como cristianos, debemos buscar primeramente la luz y dirección del Libro de
Dios:
“Todo lo que te viniere á la mano
para hacer, hazlo según tus fuerzas; porque en el sepulcro, adonde tú vas,
no hay obra, ni industria, ni ciencia, ni sabiduría.” Eclesiastés 9:10. (REINA VALERA 1909.)
Ni con menos de tus
fuerzas, ni con más de tus fuerzas para
no destruirte. Hacer algo sin utilizar toda la capacidad personal, podría
tratarse de negligencia, indolencia o indisciplina. Obrar sobre las fuerzas o recursos disponibles es algo riesgoso,
imprudente y temerario. LO ÓPTIMO es
actuar con máximo de Equilibrio.
“Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón,
como para el Señor y no para los hombres.” Colosenses 3:23.
El escritor Og Mandino, que
conoce la Palabra de Dios, ha escrito lo siguiente:
Hoy multiplicaré mi valor en un
ciento por ciento.
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Una hoja de morera tocada por el genio del hombre se convierte en seda.
Un campo de arcilla tocado por el genio del hombre se convierte en un castillo.
Un ciprés tocado por el genio del hombre se convierte en un santuario. Un
vellón de lana tocado por el genio del hombre se convierte en un manto para un
rey.
Y si es posible que las hojas y la arcilla y la madera y la
lana multipliquen su valor en un ciento por ciento, qué digo, en un mil por el
hombre, ¿no puedo hacer lo mismo con la arcilla que lleva mi nombre?
Hoy multiplicaré mi
valor en un ciento por ciento.
Soy como el grano
de trigo a quien le confrontan tres futuros.
El trigo puede ser
puesto en una bolsa y arrojado en un chiquero para alimentar a los puercos. O
puede molerse y convertirse en harina y luego en pan. O puede sembrarse en la
tierra para que crezca hasta que sus espigas de oro produzcan mil granos de
uno.
Soy como un grano de trigo, con una diferencia.
El trigo no puede escoger ser de alimento para los puercos, molido
para el pan, o plantado para que se multiplique. Yo tengo la facultad de
elección y no permitiré que mi vida sea alimento de los puercos ni dejaré que
sea molida bajo las piedras del fracaso y la desesperación, y así quebrantado,
ser devorado por la voluntad de otros.
Hoy multiplicaré mi
valor en un ciento por ciento.
Para que crezca y se multiplique es necesario plantar el grano
de trigo en la oscuridad de la tierra, y mi fracaso, mi
desesperación, mi ignorancia y mis inhabilidades son la oscuridad en la cual he
sido plantado a fin de madurar. Ahora, como el grano de trigo que
brotará y fructificará solo si es nutrido por la lluvia y el sol y los vientos
tibios, yo también debo nutrir mi cuerpo y mi mente para cumplir mis sueños.
Pero para crecer hasta llegar a su plenitud el trigo debe esperar los
caprichos de la naturaleza.
Pero yo no necesito esperar porque tengo el
poder para escoger mi propio destino.
Hoy multiplicaré mi
valor en un ciento por ciento.
¿Y cómo lograré esto?
PRIMERAMENTE FIJARÉ
METAS PARA EL DÍA, LA SEMANA, EL MES, EL AÑO Y MI VIDA.
Así como la lluvia debe
caer antes de que el grano de trigo rompa su cáscara y germine, así
yo también debo tener metas y objetivos para que mi vida cristalice. Al
fijarme metas recordaré mis mejores trabajos del pasado y los multiplicaré en
un ciento por ciento. Este será el nivel según el cual viviré en el futuro.
Nunca me preocuparé de que mis metas sean demasiado elevadas, puesto que ¿no
es mejor acaso apuntar mi lanza a la luna y herir solo a un águila
que apuntar mi lanza al águila y pegarle solo a una roca?
Hoy multiplicaré mi valor en un ciento por ciento.
La magnitud de
mis metas no me asombrará aunque quizá tropiece antes de alcanzarlas. Si tropiezo
me levantaré de nuevo y mis caídas no me preocuparán porque todos los hombres
deben de tropezar con frecuencia antes de llegar a su hogar. Sólo el gusano
está libre de la preocupación de tropezar. Y yo no soy gusano. No soy una
cebolla tampoco. No soy una oveja. Soy hombre. Que otros construyan una
cueva con su arcilla. Por mi parte construiré un castillo con la mía.
Hoy multiplicaré mi valor en un ciento por ciento.
Y así como el sol debe calentar la tierra a fin de producir la plantita
de trigo, así también las palabras de estos pergaminos calentarán mi vida
y convertirán mis sueños en realidad. Hoy sobrepasaré toda acción que
realicé ayer. Subiré a la montaña de hoy con toda la habilidad que
tengo, y sin embargo mañana subiré más alto que hoy, y el día siguiente más
alto que ayer. El sobrepasar los hechos de los otros carece de importancia;
el sobrepasar mis propios hechos es lo que significa todo.
Hoy multiplicaré mi valor en un ciento por ciento.
Y así como el viento caliente hace madurar el trigo, los mismos
vientos llevarán mi voz a aquellos que me escucharán y mis palabras les
anunciarán mis metas. Una vez pronunciado, no me atrevo a revocar lo que he
dicho por temor a la humillación. Seré como mi propio profeta, y aunque
todos se rían de mis declaraciones, oirán mis planes, conocerán mis sueños. Y
de esta manera no habrá escape para mí hasta que mis palabras se conviertan en
hechos realizados.
Hoy multiplicaré mi valor en un ciento por ciento.
NO COMETERÉ EL TERRIBLE
CRIMEN DE APUNTAR DEMASIADO BAJO.
Realizaré la labor que un fracasado no realizará.
Siempre extenderé mi brazo más allá de lo que está a mi alcance.
Siempre ampliaré mis metas tan pronto como las haya alcanzado.
Procuraré siempre hacer que la próxima hora sea mejor que ésta.
Proclamaré siempre mis
metas al mundo.
Y sin embargo, nunca
proclamaré mis éxitos. Que el mundo en cambio se me acerque con alabanza y que
tenga yo la sabiduría de recibirlo con humildad.
Hoy multiplicaré mi valor en un ciento por ciento.
Un grano de trigo cuando se multiplica en un ciento por ciento
producirá cien tallos. Multiplique éstos en un ciento por ciento, diez veces, y
alimentarán a todas las ciudades del mundo. ¿No soy yo más que un grano de
trigo?
Hoy multiplicaré mi
valor en un ciento por ciento.
Y cuando haya realizado
esto, lo repetiré de nuevo, y de nuevo, y se producirá el asombro a la
maravilla ante mi grandeza, en circunstancias que las palabras de estos
pergaminos se cumplen en mí.
DEL LIBRO: “EL VENDEDOR MÁS GRANDE DEL MUNDO” –PERGAMINO
N° 8.
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FUENTE: BIBLIATEMATICAHVS.BLOGSPOT.CL
Muy bueno el estudio don Hugo, es importante saber qué tipos de metas hay que ponerse en la vida para aplicarlas de buena forma.
ResponderEliminarSiga así, éxito!!
Muchas gracias, querido Esteban.
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