“BIENAVENTURADOS LOS POBRES EN ESPÍRITU,
PORQUE DE
ELLOS ES EL REINO DE LOS CIELOS.” MAT 5:3.
«BILLY» GRAHAM, JR., nacido el
7.11.1918, es un evangelista estadounidense de prestigio mundial.
Aparte de un sin número de campañas
evangelísticas, dentro y fuera de Estados Unidos, ha escrito numerosos libros,
tales como: “PAZ CON DIOS”, “EL ESPIRITU SANTO”, “EL SECRETO DE LA FELICIDAD”, etc., etc. En este libro de 187
páginas, explica una por una las 8 Bienaventuranzas que Jesús enseñó en El
Sermón del Monte, según Mateo 5:3-11.
BILLY GRAHAM DEDICÓ UN LIBRO ENTERO A LAS
BIENAVENTURANZAS DE JESÚS.
Desde el 25 de abril de
2010, cuando se reunió con Barack Obama, Graham puede decir que ha pasado parte
de su tiempo libre con doce presidentes
de Estados Unidos.
“EL SECRETO DE LA FELICIDAD”, de Billy
Graham, tiene como subtítulo “Las Enseñanzas de Jesús sobre la Felicidad
proclamada en las Bienaventuranzas.” En el prefacio, dice: “Cristo
nos dio en ellas una fórmula para alcanzar la felicidad personal aplicable a
todos, sin distingos raciales, geográficos o circunstanciales.” Agrega:
“Jesús a toda costa quería recalcar una
verdad: ¡la felicidad en esta vida… y la venidera!” Antes de terminar el prefacio expresa: “Si por felicidad entendemos Serenidad,
Confianza, Satisfacción, Paz, Gozo y Bienaventuranza Espiritual, entonces Jesús
fue inmensamente feliz.”
Además del extenso estudio de Billy Graham
sobre las Bienaventuranzas de Jesús, he encontrado en Internet, en el sitio:
un
compendio que nos permite comprender en pocas líneas el significado espiritual
de la expresión
“POBRES
EN ESPÍRITU.”
En realidad, como veremos en esta entrada, ser pobres en espíritu es algo
maravillosamente positivo e increíblemente beneficioso para nuestra vida cristiana.
El “espíritu” al cual se refiere aquí el
Señor es nuestro espíritu
humano, nuestra parte
más profunda. Dios nos creó con un cuerpo para tener contacto con el mundo
físico, un alma para tener contacto con
el mundo psicológico y un espíritu para tener contacto con Dios, quien es
el Espíritu, y para recibirlo.
“Ser pobre en espíritu significa no
solamente ser humilde, sino también desprendido en el espíritu, en lo profundo del ser, sin aferrarse a
las cosas viejas de la vieja dispensación, sino descargándose de todo eso para
recibir las cosas nuevas, las cosas del reino de los cielos”.
Esta nota nos ayuda a ver que ser pobres
en espíritu significa desprendernos
y descargarnos en nuestro
espíritu. Significa no aferrarnos a las cosas viejas, sino descargarnos para
recibir las cosas nuevas.
Es necesario que nos descarguemos,
desprendamos, seamos “pobres” en
espíritu a fin de que podamos recibir algo nuevo del Señor todo el tiempo.
SER POBRES ES ESTAR DESESPERADOS POR OBTENER MÁS.
Ser
pobres en espíritu también significa no estar satisfechos con nuestra
condición. No debemos pensar que “ya lo logramos, ya obtuvimos todo lo que
necesitábamos obtener del Señor”. Como vimos en los versículos anteriores,
incluso el apóstol Pablo, quien conocía al Señor en gran medida, no consideró
que él mismo ya lo habia asido. Pablo siempre fue en pos de Cristo, añorando
saber más de Él.
Vemos
lo contrario de esto en la iglesia en Laodicea. En Apocalipsis 3:14-22 el Señor
Jesús los reprende:
“Porque
tú dices: Yo soy rico, y me he enriquecido, y de ninguna cosa tengo necesidad;
y no sabes que tú eres un desventurado, miserable, pobre, ciego y desnudo” (v.
17).
Los laodiceos pensaban que eran ricos
espiritualmente y no tenían necesidad de nada. Sin embargo, ante los ojos del Señor su
condición era lamentable. Debido a que pensaban que lo tenían todo, dejaron de
acudir al Señor. Dejaron de buscarlo y estaban satisfechos con lo que tenían y
como resultado, se volvieron tibios. Puede ser que no hayan sido pecaminosos,
pero el Señor no estaba contento. Es por eso que les dijo: “sé, pues, celoso, y
arrepiéntete” (v. 19).
¡Qué
seamos guardados de ser tibios! En lugar de esto, sigamos el modelo del apóstol
Pablo, quien nunca estuvo satisfecho y buscó cada día obtener nuevas
experiencias de Cristo en su espíritu. Podemos orar: “Señor guárdame de llegar a ser tibio. Dame un espíritu que busque ir
en pos de Ti cada día. ¡No permitas que esté conforme con lo que tengo!”
SER POBRES ES
ESTAR HAMBRIENTOS ESPIRITUALMENTE
Por ejemplo, cuando venimos a la Palabra
de Dios con el pensamiento de que ya sabemos lo que dice, ¿de qué manera el
Señor puede hablarnos algo fresco de Su Palabra? Lo más probable es que
conocemos las letras en blanco y negro de la Palabra, pero ¿qué es lo qué el
Señor nos habla en esta Palabra? No escuchamos, vemos o percibimos, de modo que
debemos orar: “Señor Jesús, sálvame; no permitas que mi corazón se engrose. No permitas que piense que ya lo sé todo, y pierda Tu presencia. ¡Dame hambre por Tu
Palabra y por Tu hablar fresco!
SER POBRES ES
SER COMO UN NIÑO PEQUEÑO
Ser
pobres en espíritu es también ser como un niño pequeño. Los niños pequeños son
sencillos y no pueden hacer nada por sí solos. Cuando somos pobres en espíritu,
reconocemos que no tenemos nada, no sabemos nada y no podemos hacer nada.
Cuando venimos al Señor Jesús y a Su Palabra, no venimos con nuestro intelecto
brillante, nuestra espiritualidad elevada o habilidad excelente. En lugar de
eso, venimos abiertos a Él, reconociendo que lo necesitamos y listos para recibir
Su hablar y suministro.
Si acudimos a la Palabra como “niños”
reconociendo que en nosotros mismos no somos nada, el Padre nos bendecirá y
revelará cosas en Su Palabra. Podemos orar: “Padre, hazme el tipo de persona al
cual deseas revelarle cosas en Tu Palabra. Nunca permitas que me considere
“sabio y entendido”. Señor, muéstrame mi verdadera condición para que pueda
venir a Tu Palabra pobre en espíritu”.
PORQUE DE ELLOS
ES EL REINO DE LOS CIELOS
Este
reino de los cielos se menciona como una recompensa para aquellos quienes son
pobres en espíritu. ¿Qué significa esto? ¿Acaso está refiriéndose al futuro? Si
somos pobres en espíritu, ¿tenemos que esperar toda nuestra vida para disfrutar
la recompensa?
El reino de los cielos no es algo que
tengamos que disfrutar algún día. Más bien, ¡esta bendición es para que la
disfrutemos hoy!
Este versículo no dice: “Porque de ellos será el reino de los
cielos”. sino que dice: “Porque de ellos
es el reino de los cielos”. Al acudir al Señor Jesús y a Su Palabra pobres en espíritu, seremos
bienaventurados, ¡pues podremos participar hoy del reino de los cielos!
Una
manera maravillosa de responder a un versículo como Mateo 5:3 es orar las
palabras de este versículo al Señor y pedirle que lleve a cabo esta palabra en
nosotros. Si le pedimos al Señor que nos
haga pobres en espíritu de forma genuina, ¡ciertamente llevar a cabo esto en
nosotros será un placer para Él!
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